Hormonas del buen trato


La hormonas del buen trato, son sustancias que la sangre (oxitocina en mujeres, vasopresina en hombres y péptidos opioides endógenos) que determinan aspectos de las conductas sociales (sentimientos de vinculación emocional, apego intenso madre-hijo). Estas sustancias aumentan cuando existen relaciones madre-hijo, mujer-hombre de buen trato y cuidado.

La oxitocina es la hormona social de la mujer, la cual provoca sensaciones agradables después del parto (tranquilidad), también impulsa a las madres a priorizar el cuidado de sus crías, el amor y la capacidad de apego; siendo la base biológica de las capacidades femeninas para brindar cuidados y tratar bien a los demás. La cantidad de oxitocina aumenta cuando la mujer cuida a hijos de otras madres.

Los péptidos opioides endógenos provocan sentimiento de placer cuando las madres cuidan a sus crías. El estrógeno y la progesterona (embarazo) predisponen a las mujeres a la maternidad después del parto. La noradrenalina, serotonina y cortisol se elevan para facilitar la disposición emocional a la futura cría.

Los hombres producen poca oxitocina (las hormonas masculinas pueden reducir el efecto de la oxitocina). Las hormonas masculinas asociadas a la agresión se reducen en gran parte cuando los hombres se ocupan de los cuidados de sus hijos (el circuito neuronal de la agresión se desconecta parcialmente).

Los factores culturales influyen mas sobre la biología cuidadora de los hombres que en las mujeres. Muchos hombres son buenos padres, bien tratantes y cuidadores de sus hijos porque deciden serlo; han sido apoyados por sus mujeres que les han ayudado a perder el miedo a la ternura y a los cuidados corporales de sus hijos.

Relaciones afectivas estables

Cuando una pareja es estable socialmente y afectivamente unida, significa que está creando un ambiente a favor para que sus hijos vayan creciendo sanos, felices y intelectualmente potenciados; también manteniendo cuidados afectivos sólidos beneficiamos la capacidad del niño de desarrollar confianza, empatía y una actitud compasiva frente a los demás.

Estudios han demostrado que los niños que viven en ambientes familiares carentes de afecto, presentan un déficit significativo en el desarrollo de sus capacidades cognitivas y emocionales. Por otro lado se ha descubierto, que la interacción emocional, el apoyo, el afecto y la calidez dentro del núcleo familiar, ayudan a la evolución adecuada del sistema nervioso central de los bebes y los niños pequeños. Cuando el niño observa y comparte un juego miles de células en expansión del cerebro del niño responden en cuestión de segundos.